Cada persona y cada consulta son diferentes y, por lo tanto, las reacciones al proceso terapéutico varían en función de ello. Puede haber personas que experimentan cambios desde el mismo momento en que solicitan ayuda psicológica, sienten que ya están haciendo por mejorar, otras necesitan un número más elevado de sesiones, bien por su tendencia de personalidad, bien por la problemática en sí, etc.
La reacción al proceso terapéutico depende del tipo de problema, de lo arraigado que esté, de las características de personalidad, de la capacidad de aprendizaje y de un factor fundamental, la actitud de la persona ante el tratamiento.
La persona debe acudir a terapia abierto a la mejora, predispuesto al cambio, a conocer formas diferentes de realizar las cosas, a observar la vida desde otro ángulo.
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