En ocasiones, aparecen por nuestro cerebro ciertos pensamientos negativos que nos hacen sentir mal o dirigen nuestro comportamiento de forma inadecuada. Estos pensamientos son persistentes y difícil de sacar de nuestra mente. Incluso algunas personas, pueden llegar a creer que son intrínsecos a su personalidad. Suelen ser llamados pensamientos obsesivos o rumiaciones precisamente por esta persistencia.
Por qué son tan difíciles de eliminar
Seguro que ya habréis oído hablar de la paradoja del elefante blanco. “No pienses en un elefante blanco”. Y a partir de este momento, en tu mente no hay otra cosa que un elefante blanco. Es más, al poco tiempo te lo imaginas en situaciones, haciendo cosas o con otros elefantes del mismo color. Este ejemplo refleja muy bien el funcionamiento de los pensamientos rumiantes. El mero intento de eliminar un pensamiento de la mente hace que el cerebro active algunas redes neuronales que están relacionadas con ese concepto. De este modo, es imposible eliminar el pensamiento y es muy posible que se extienda.
Como desterrar los pensamientos negativos de la mente
Existen diferentes métodos de reestructuración cognitiva para separar estos pensamientos de nuestra vida. Este en concreto, se llama defusión cognitiva. La defusión cognitiva pretende desligar el pensamiento del resto de nuestra consciencia, es decir, separarlo del resto de pensamientos que conforma nuestra mente. Se trata de poder ver este pensamiento negativo como desde fuera. Como suele estar fusionado a nuestra mente, con este ejercicio pretendemos identificarlo como dañino y desligarlo emocionalmente.
Lo primero es identificarlo porque en muchas ocasiones está tan unido que nos cuesta reconocerlo. El segundo paso es reproducirlo y evidenciarlo. Por ejemplo, ante un pensamiento de inutilidad, lo verbalizamos como: “No puedo hacerlo”. Esta frase la repetimos varias veces. Al principio nos llevara a recuerdos, pensamientos y emociones relativas a la incapacidad. Pero, más adelante, con la repetición sentiremos un cierto desapego de esa idea. En este momento, añadiremos un “Tengo el pensamiento de” antes de la frase. Ahora debemos repetir varias veces: “Tengo el pensamiento de no poder hacerlo.”
Con esta segunda verbalización terminamos de desligar el pensamiento. Lo encapsulamos y aislamos de nuestro pensamiento global. Una vez que lo vemos desde una distancia podemos reflexionar sobre si nos ayuda o no ese pensamiento en nuestra vida, si es útil para resolver problemas, que nos está haciendo.
Con las respuestas que nos iremos dando a estas preguntas vamos a poder desterrar el pensamiento negativo de nuestra mente y alejarlo siendo conscientes de que no pertenece a nuestra vida y no debe influir en ella.